Desmontando a Nicolás Sánchez Albornoz.

Nicolás Sánchez Albornoz se ha erigido casi en portavoz de los pocos «obreros esclavos» de los que aún viven de la construcción del Valle de los Caídos.
Del archivo de la ADVC, os hago llegar lo que en éste se haya recogido referente a este sujeto, que era hijo del presidente de la República en el exilio..
Se demuestra que fueron condenados (el y dos compañeros más), a 6 años de reclusión mayor por el hecho de intentar “resucitar” a la Federación Universitaria Española, la famosa F.U.E.

De Nicolás Sánchez Albornoz, se deben hacer obligatoriamente una serie de precisiones:

1. Tan sólo estuvo preso en el Valle desde finales de marzo de 1948 hasta el 8 de agosto, fecha de la famosa fuga. Recordemos que tenía 6 años de condena. Existe la creencia, que estamos a punto de poder demostrar documentalmente, que su padre y amigos de su padre, movieron hilos y amistades para que el sujeto y sus compañeros de fechorías, a saber, Manuel Lamana e Ignacio Faure, fueran llevados hasta Cuelgamuros, esto no se suele citar, pero el propio Sánchez Albornoz parece haber dado la historia como veraz.

2. Sánchez Albornoz fue destinado nada más llegar al destacamento a la oficina como escribiente. D. Amós Quijada, el jefe del destacamento penal donde estuvo Sánchez Albornoz, contó en su día que “le habían anunciado el inmediato ingreso en el destacamento de 3 presos muy importantes”. Sánchez Albornoz fue destinado a la oficina, Manuel Lamana primero trabajó como albañil y posteriormente fue empleado como ¡¡¡Maestro!!! De los hijos de los presos y de los libres, entre ellos, los hijos de los funcionarios de prisiones.

3. El propio Sánchez Albornoz declaró en su día, y está recogido en el libro de Carmen Molinero, “Una inmensa prisión”, Editorial crítica, año 2003, la bondad del régimen penal de Cuelgamuros:

«Mi experiencia, además de corta y limitada, fue relativamente benigna.El trabajo que me tocó hacer resultó, además, privilegiado. Al llegar al destacamento, Manuel Lamana y yo nos encontramos con que había dos vacantes en la oficina. Como éramos estudiantes y sin filiación política, el jefe nos puso a manejar la pluma y los números, en vez de cargar ladrillos o andar por los andamios –para lo que habíamos sido enviados desde la prisión de Carabanchel-.»

4. De los tres protagonistas de la historia, Ignacio Faure, al que le habían caídos tres años de reclusión, no quiso fugarse, ya que, con el sistema de redención de penas por el trabajo vigente en el Valle, tan sólo debería permanecer allí 6 meses para alcanzar la libertad, y entendía, y así se lo hizo saber a sus compañeros, que era de idiotas f?ugarse cuando estaba a punto de conseguir la libertad.

5. El ministro de justicia de la época, Raimundo Fernández Cuesta, acudió el 14 de agosto a Cuelgamuros y estuvo hablando con D. Amós Quijada, jefe del destacamento penal del que se fugaron, y le dio a entender que la fuga “si no autorizada por el régimen, sí que fue conocida desde sus comienzos y tolerada”, es decir, se hizo la vista gorda ante la fuga. De hecho, el mismo día de la fuga, D. Felipe Cereceda, funcionario de prisiones del mismo destacamento, entró en la cantina que había para presos y para libres, espetando, “¿Qué…?, ¿ya se han marchado…?”. Quedaban 3 horas para la fuga.

6. El propio Sánchez Albornoz ha contado hasta 4 versiones diferentes de la fuga…. Ninguna de ellas coincide con la que narra su compañero de fuga, Manuel Lamana Lamana en su libro, “Otros hombres”. Editorial Losada. Buenos Aires, año 1956.

 

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