Con sólo 42 años, el padre Santiago es el prior de la Abadía del Valle de los Caídos. Llegó aquí como postulante en 2002. Para él son todo un honor su cargo y dirigir el coro.
No es un monje al uso. Nuestro madrileño de hoy imparte sacramentos, enseña, escribe, juega al fútbol, reparte bocadillos de salchichón en el recreo y no desdibuja de su rostro un gesto de paz y amabilidad. Santiago Cantera, 42 años, es el prior de la Abadía Benedictina de la Santa Cruz del Valle de los Caídos, peccata minuta al lado de su mayor devoción: la escolanía del Valle, ese grupo perfectamente conjuntado de voces blancas que él dirige. «¡Escucharles es como estar en el cielo. Un lujo!», nos dice. Y no anda nada descaminado.
Los chicos suenan a gloria bendita en la misa de once. Y eso que la imponente cúpula de la basílica no ayuda mucho. Al reves. A pesar de su majestuosidad produce una serie de ecos y reverberación difíciles de disimular de no ser por las potentes y bien entrenadas voces de estos 37 niños que entonan, cada día, cántico gregorianos y de polifonía como un auténtido coro de ángeles.
Entrenamiento y canto todos los días
ABC ha estado con ellos, disfrutando de ellos, junto al padre Santiago una mañana de Semana Santa.Antonio, Víctor, José Manuel, José Ruben, Pepe y Sergio se arremolinan alrededor del cura. Están nerviositos con las cámaras del fotógrafo y del video. «¡Aver, tranquilidad», les dice su director.
Acaban de interpretar el «Nos tedeum», el «Kyrie VII» y el «Ego Autem», tres pasajes del «Graduale Triplex», un texto de incalculable valor, en pentagrama, donde figuran piezas de alto nivel polifónico y musical solo aptas para ellos. «Tened en cuenta —nos asegura el monje— que entrenan todos los días. Cantan cada día. Tienen entre 8 y 14 años y sus voces son muy puras, muy de niños».
Internados
Santiago Cantera no puede, ni quiere, ocultar su orgullo por este coro. Son su ojito derecho. Y el izquierdo, sospechamos. «Aquí estudian y cantan. Reciben la educación propia de sus edades; es decir, Primaria y Secundaria. Están en régimen de internado. Pero muy felices. Son un grupo muy compacto. Se quieren y se respetan». De hecho, por allí vemos a antiguos alumnos, del «cole» de la abadía y, también, de la escolanía. Es pura querencia.
¿Y cómo es que están por aquí en plenas vacaciones de Semana Santa?, preguntamos. Respuesta logíquisima: ellos ya las tuvieron la semana anterior porque esta, la Santa, les toca «trabajar» cantando todos los días en misa.
El padre Santiago, junto con su equipo de profesores, explican la variedad de voces en la escolanía. «Tenemos sopranos, altas, contrabajos… De todas. Pero cuando cantan en gregoriano, se convierten en una sola voz. Es maravilloso». El padre Laurentino Sáenz de Buruaga, ya anciano, asiente con la cabeza. Este monje también dirigió a los niños cantores.
Docente y escritor
El joven prior prefiere ir por la vida como un simple monje benedictino. Es doctor en Historia por la Universidad Complutense y ha impartido clases en el CEU San Pablo de Madrid. Tiene 18 libros. Acaba de publicar «Hispania Spania. El nacimiento de España» (ACTAS, 2014), sobre el periodo visigótico y que «sirve —dice Cantera— para entender en nacimiento de la conciencia de España».
Pero él vuelve a lo suyo. A los niños y al coro. Es pura inercia. A una escolanía que nació en 1958 para dar solemnidad a las celebraciones litúrgicas en Cuelgamuros. «Estos chavales, venidos de toda España, son hoy la única escolanía del mundo que canta gregoriano todos los días durante el curso académico», presume el fraile. Ya están preparando una «tourné» a Cracovia (Polonia). «Y hemos estado en Francia, Suiza, Bélgica, Luxemburgo … ¡Su fama es internacional!».
Fuente: ABC