Cada vez se hace más patente el descaro y la impunidad con que desde determinados sectores se manipulan y sobre todo se tergiversan las cosas para conducirlas directamente a favor de sus ideas y de sus intereses políticos. Lo que pasa, también, es que la gente cada vez traga menos.
Refiriéndose al debate abierto en la época, cómo no, del resentido Zapatero y su ley de la Memoria Histórica, acerca de la posibilidad de retirar los restos del general Franco del Valle de los Caídos, cuando el tema ha sido tratado en comisión días atrás en el Congreso, un diputado nacionalista del PNV se salió por peteneras asegurando que Alemania no tiene un monumento a Hitler ni Italia un monumento a Mussolini, con lo que manipula burdamente la realidad, puesto que el Valle no es un monumento al dictador sino a cuantos cayeron de uno y otro bando en el horror de la guerra civil.
Cierto que Franco no murió en la contienda, sino en la cama, décadas después, y ese podría ser el único punto de apoyo válido, pero no menos cierto es que se trata, en todo caso, de un detalle menor, avalado por la historia, pues son muchos los templos en los que descansan restos de sus fundadores. Lo lógico es dejar a los muertos que reposen en paz, dar digna sepultura a quienes aún permanecen en fosas comunes o en las cunetas, víctimas del odio y el furor asesino de ambas partes en lucha, y volver a olvidarse del triste pasado, como ya se hiciera en los tiempos de amnistía y concordia de la transición, una concordia no impuesta sino a la que se llegó por el deseo común de olvido y perdón.
Por lo pronto, y según ha anunciado la vicepresidenta Sáenz de Santamaría, el asunto queda aplazado sine die. Ni hay consenso, ni siquiera entre la propia comisión de expertos, ni hay dinero para meterse ahora en estos gastos, pues existen prioridades mucho más inmediatas y mucho más importantes que están en la mente de todos. Además, se entiende que el traslado serviría para reabrir más las viejas heridas y rencores de las dos Españas, reabiertas principalmente por el PSOE. Acierta el PP con esta decisión, que no es definitiva, pero que pone el tema en su verdadero lugar aquí y ahora.
Claro que las tergiversaciones interesadas no cesan y así se sigue hablando y escribiendo del juicio contra el juez Garzón por abrir una causa general contra el franquismo, cuando no es eso, cuando el juicio se hace por abrir una causa para la cual desde su cargo carece de competencias, una presunta prevaricación, un asunto grave desde cualquier lado que se contemple. Los entendidos en materia jurídica aseguran que ni en los tiempos de la dictadura un juez se hubiera atrevido a una cosa así, pretendiendo que el fin justifica los medios. El fin no justifica siempre los medios y eso es algo que tiene muy claro la justicia, al margen de que se condene o se absuelva al juez estrella, defendido furiosamente por la izquierda y no solo desde España sino a nivel internacional, en una campaña debidamente orquestada. Las historias que cuentan las familias de las víctimas republicanas son terribles, pero igual de terribles son las que podían contar los familiares de los asesinados nacionales. Ya está bien de querer hacer comulgar a todos con ruedas de molino.
JUAN JOSÉ RODERO
www.laopiniondezamora.es
6 commentarios
Hermenegildo · 12 febrero, 2012 a las 1:00
Es evidente que en el planteamiento hubo una evolución hacia posiciones más conciliadoras, pero el Decreto fundacional de 1 de abril de 1940 establecía que el monumento y la basílica se construyeron para «…perpetuar la memoria de los caídos de nuestra gloriosa Cruzada […] La dimensión de nuestra Cruzada, los heroicos sacrificios que la Victoria encierra y la trascendencia que ha tenido para el futuro de España esta epopeya, no pueden quedar perpetuados por los sencillos monumentos con los que suelen conmemorarse en villas y ciudades los hechos salientes de nuestra historia y los episodios gloriosos de sus hijos».
linares · 12 febrero, 2012 a las 1:01
Y….?
linares · 11 febrero, 2012 a las 20:25
Trasncripción de la «NOTA INFORMATIVA SOBRE EL VALLE DE LOS CAÍDOS», publicada el 1 de abril del 1959, y que fue repartida en edición limitada (250 ejemplares)a los miembros del obierno, diplomáticos y personalidades que asistieron a la inauguración en la Basilica del Valle de los Caídos.
NACIMIENTO DE UNA IDEA
Nada ha habido en la historia contemporánea más doloroso para el pueblo español que el incesante sacrificio de vidas exigido en el frente y en la retaguardia por la tremenda lucha de 1936 a 1939 a que obligaron las pasiones políticas y los arrebatos demagógicos para poder salvar a España de la desintegración moral y al estado de su liquidación como Estado tradicional cristiano y miembro digno del mundo occidental.
Ese dolor, sentido con mayor intensidad por su responsabilidad como Caudillo de las fuerzas nacionales, aumentó la solidaridad de sentimientos del Jefe del Estado con todos aquellos cuyas familias daban héroes en el frente y mártires en la retaguardia al servicio afanosamente prestado de una España mejor, e hizo nacer en él la idea de, que a la terminación de la Cruzada , debería rendirse un homenaje a todos los que cayeron en la lucha. Habría de ser un homenaje perenne, en recuerdo a todos los héroes y mártires con los que se ha ido construyendo la historia española, hasta desembocar en la España que habría de salir renovada de la contienda.
Guripa · 11 febrero, 2012 a las 19:47
Hermenegilldo:
No puede ofrecer el perdón y proponer la reconciliación más que el vencedor, lo que le honra y demuestra su superioridad moral sobre el vencido. En el caso de la Guerra Civil creo que todos sabemos lo que habría ofrecido y propuesto el Frente Popular de haber vencido: Ampliar y replicar Paracuellos por toda España. Así que creo que el Generalísimo tenía bastante derecho a hablar de Victoria en la inauguración de un monumento por él inspirado para sellar la reconciliación. Espero que estés de acuerdo.
Hermenegildo · 11 febrero, 2012 a las 18:47
La decisión de dejar a Franco descansar en paz debería ser ya definitiva.
Por cierto, es verdad que el Valle está configurado como un lugar de reconciliación entre los dos bandos enfrentados en la Guerra, pero, siendo objetivos, en el Decreto de erección y en las palabras que el Generalísimo pronunció allí durante su inauguración no hay apenas referencias a la reconciliación y sí a la Victoria.
Guripa · 11 febrero, 2012 a las 12:00
Nadie podrá decir que este análisis de la situación carece de equilibrio o ponderación, o que está escrito desde el sectarismo o el rencor. Es de lo más equilibrado que se ha escrito sobre el asunto en mucho tiempo desde un diario.
Hoy ya conocemos la sentencia sobre el caso de las escuchas ilegales ordenadas por Garzón. Felizmente, y ante la intolerable presión mediática y política de una izquierda cavernaria, se ha hecho justicia. Se ha apartado del cargo y de la carrera a un individuo indigno e incompetente para administrar justicia. Debiera alegrarnos a todos que el tribunal haya hecho caso, únicamente, a las pruebas y a los hechos, sin caer en partidismos de ninguna clase. Ahora seguimos, y seguiremos oyendo a toda esa patulea aullar contra la sentencia y exigir, al margen de la ley, que se siga permitiendo a un juez comportarse ilícitamente, abusando de su poder para imponer injusticia y provocar daños a personas a las que priva de su derecho de defensa, un derecho elemental en el estado de derecho. Estas gentes de la izquierda, amigas de la injusticia cuando les beneficia, que hagan apología del delito deberían ser perseguidas por la justicia. No podemos tolerar que nadie presione a un juez o a un tribunal para que prevarique. A este ya ex-magistrado le quedan por oír dos sentencias más por el mismo delito y, esperemos, estén basadas únicamente en las pruebas.
Al igual que en este caso de Garzón y su cohorte de fans sectarios, en el caso de la persecución al Valle de los Caídos podemos hablar de unas circunstancias paralelas o equivalentes. Unos políticos sectarios y revanchistas, liderados por un iluminado carente de la más elemental formación técnica y cultural (la ausencia de titulados en la nueva ejecutiva del PSOE elegida por Rubalcaba es palmaria y demostrativa de la clase de personal que habita en esa formación política) ha pretendido reescribir la historia de España y, en especial, la de la Guerra Civil Española, en una demostración de que no tenían nada que ofrecer para el futuro de España, y reabriendo heridas cerradas ya durante la posguerra, cuando realmente se alcanzó la reconciliación entre españoles. Y digo bien durante la posguerra, que fueron 39 años de paz y progreso, no durante la transición, como pretenden hoy hacernos creer los políticos que presumen de lo que no son. Fue durante la transición, precisamente, cuando se volvió a hablar de separatismos y clases sociales, algo demostradamente dañino para España y la convivencia. Ahí fue donde la reconciliación empezó a diluirse.
La postura del PP expuesta por Soraya el otro día fue, como dice Juan José Rodero, oportuna y prudente, aunque no definitiva. Aquí no estoy ni estaré de acuerdo nunca con el PP. Lo que la historia conlleva aparejado siempre es que no puede modificarse, porque es pasado. En ninguna nación occidental se han cometido intentos de modificar monumentos de ninguna clase para adaptarlos a modas o deseos de los gobernantes de turno. Nadie piensa en sacar a Napoleón de Los Inválidos, a Felipe II de El Escorial. Nadie propone demoler el Acueducto de Segovia, la Puerta de Brandemburgo o el Palacio de San Petersburgo (ni siquiera en su época los revolucionarios soviéticos). La Historia está ahí para que aprendamos de ella, forma parte del patrimonio cultural de la nación y es propiedad, no de esta generación, sino de todas las generaciones, incluidas las futuras o especialmente las futuras. La nuestra no es nadie para manipular el pasado. Su obligación es engrandecer el futuro legado que dejemos preservando el pasado y construyendo el presente entre todos.
La sectaria ley de memoria histórica fue apoyada por el PP en algunos artículos, pero no en todos. Creo que deberían derogarla, pues en su espíritu no hay más que revanchismo, sectarismo y desprecio por la verdad y la justicia. La memoria es siempre parcial, particular, personal, mientras que la historia es imparcial, común, colectiva. Lo que esta gente de la izquierda y el separatismo ha pretendido es dar un viso de equidad a un intento de burda prostitución de la verdad, porque en la verdad salían mal parados. Lo que realmente deberían hacer es recapacitar y reflexionar sobre lo inútil y absurdo de la mayoría de sus postulados ideológicos, unos por superados y otros por irreales o míticos. De ello también nos habla la historia reciente del ex bloque soviético y las guerras civiles en la antigua Yugoslavia.
En definitiva, el Valle de los Caídos es un patrimonio de primer orden en lo artístico, arquitectónico, cultural y religioso. Su significado emana del espíritu de reconciliación y unidad que le dio origen y así debe quedar para la posteridad. La única modificación que admite con respecto al presente es la posibilidad de recibir más caídos de la contienda que aún permanezcan deslocalizados en antiguos campos de batalla, y siempre que sus familiares así lo soliciten, dando continuidad a su objetivo fundacional.
El Valle de los Caídos es el Altar de la Patria. Su gran cruz simboliza el gran perdón entre todos los que un día se enfrentaron y hoy, ya superadas las diferencias, trabajan juntos por una España mejor.