En 1986, con el PSOE de Felipe González en el poder, al cumplirse el 50 aniversario del comienzo de la Guerra Civil Española, se emitió una declaración institucional que a continuación reproducimos. Observen las tremendas diferencias entra las intenciones de los dos gobiernos socialistas, el de entonces y el que hoy ha presentado el informe de su comisión de «expertos». Reproducimos integro el texto de 1986.
Declaración del Gobierno de la Nación con ocasión del 50 aniversario del comienzo de la Guerra Civil. 18 de julio de 1936
«El Gobierno quiere recordar que hoy se cumplen 50 años de un acontecimiento trágicamente decisivo en la historia española: el comienzo de la guerra civil, una guerra que conmocionó la conciencia de sus contemporáneos y aún de las generaciones posteriores, y que desembocó en una dictadura que dirigió la vida del país por espacio de casi cuatro décadas.
Una declaración gubernamental no es el lugar para analizar las causas de un acontecimiento de la magnitud de la guerra civil no es un acontecimiento conmemorable, por más que quienes la vivieron y sufrieron constituyera un episodio determinante en su propia trayectoria biográfica. Segundo, que la guerra civil española es definitivamente historia, parte de la memoria de los españoles y de su experiencia colectiva. Pero no tiene ya – ni debe tenerla- presencia viva en la realidad de un país cuya conciencia moral última se basa en los principios de la libertad y la tolerancia.
Un Gobierno democrático no puede menos que felicitarse porque España haya recobrado al cabo de los años las libertades que quedaron bruscamente interrumpidas en 1936. Al hacerlo quiere honrar y enaltecer la memoria de todos los que, en todo tiempo, contribuyeron con su esfuerzo, y muchos de ellos con su vida, a la defensa de la libertad y de la democracia en España.
Pero un Gobierno ecuánime no puede renunciar a la historia de su pueblo, aunque no le guste – ni mucho menos asumirla de manera mezquina y rencorosa-. este Gobierno, por tanto, recuerda asimismo, con respeto, a quienes, desde posiciones distintas a las de la España democrática, lucharon por una sociedad diferente a la que también muchos sacrificaron su propia existencia.
El Gobierno expresa su convicción de que España ha demostrado reiteradamente su voluntad de olvidar las heridas abiertas en el cuerpo nacional por la Guerra Civil, su voluntad de vivir en un orden político basado en la tolerancia y la convivencia, en el que la memoria de la guerra sea, en todo caso, un estímulo a la Paz y el entendimiento entre todos los españoles. Para que nunca más, por ninguna razón, por ninguna causa, vuelva el espectro de la guerra civil y del odio a recorrer nuestro país, a ensombrecer nuestra conciencia y a destruir nuestra libertad.
Por todo ello, el Gobierno expresa también su deseo de que el 50 aniversario de la guerra civil selle definitivamente la reconciliación de los españoles y su integración irreversible y permanente en el proyecto esperanzado que se inició a raíz del establecimiento de la democracia en la Monarquía encabezada por el Rey Don Juan Carlos, proyecto que fue recogido en la Constitución de 1978 y fue refrendado por el pueblo español para el que consagra definitivamente la Paz.»
2 commentarios
Hermenegildo · 1 diciembre, 2011 a las 18:09
El caso es que el Ministro Jaúregui fue un destacado dirigente del PSOE de Felipe González.
Guripa · 29 noviembre, 2011 a las 23:48
Leyendo aquella declaración de 1986 cualquiera diría que aquellos socialistas eran decentes. Nada más lejos de la realidad, como bien demostraron ellos mismos hasta que les echaron a patadas las urnas en 1996.
Esa declaración utiliza un calcado tono conciliador para introducir mentiras sobre la historia de la Segunda República y, así, intentar dejar sus patrañas establecidas como verdades.
La Guerra Civil no interrumpió ningún período de paz. Es más, ni siquiera puso fín a un régimen legal y, mucho menos, democrático. Como bien sabe cualquier lector con criterio para seleccionar lo que lee, la Segunda República fue instaurada ilegalmente tras unos comicios municipales en 1931, que no constituyentes, tras los cuáles, el rey Alfonso XIII abandonó a los españoles a los pies de los bellacos, siguiendo lo aconsejado por su propia cobardía y por los traidores monárquicos. Así pues, no fue el fruto de una consulta legal sobre cambio de régimen.
Tampoco fue una época de paz, como bien recuerdan los familiares de tantos y tantos católicos, religiosos, y otras gentes asesinadas, violadas y robadas por elementos al servicio del gobierno, especialmente socialistas del PSOE, el mismo partido que hoy arruina España.
El Alzamiento fue la única alternativa que quedaba a las gentes decentes si no querían ser exterminadas. Hasta algunos de los principales ideólogos de la república, como Ortega, lo reconocieron así.
La reconciliación entre las dos españas no se alcanzó en 1975 con la Transición. Se consiguió durante los años de gobierno de Franco, y gracias, únicamente, al espíritu católico de los vencedores, que perdonaron y olvidaron los miles de crímenes y delitos cometidos por los perdedores años antes. Sólo el odio irracional unido al sectarismo, la ignorancia y la bajeza moral de los actuales politicuchos de la izquierda y el separatismo aldeano esa reconciliación está en crisis.
Los intentos de esta chusma infecta capitaneada por el necio mayor del reino que es Zapatero, y secundada por lo peor de la sociedad española, de reconvertir el Valle de los Caídos, Altar de la Patria, en un circo progre de la manipulación ya desvergüenza, acabarán en nada, pues no vamos, los españoles de bien, a permitirles alcanzar sus bastardas aspiraciones de ninguna manera, en ningún caso y en ningún momento. Ni ahora ni nunca.